Reseña de ADÚ (2020) – Salvador Calvo.
Una (o varías) pregunta que lanzo yo aquí al aire y perdón si molesto a alguien pero, si la película se llama Adú, ¿Qué pinta Luis Tosar, Ana Castillo y Álvaro Cervantes en todo esto? ¿Y por qué en algunas de las ocasiones tiene más importancia para los personajes la bicicleta que incluso ellos mimos? ¿Por qué la trama entre Sandra (Ana Castillo) y Gonzalo (Luis Tosar) se desarrolla en África cuando podría transcurrir en cualquier otro lugar del planeta? Para ser la favorita de los próximos premios Goya 2021 con 13 nominaciones, conquistando la mayoría de las categorías, para mí hay muchas cosas que no me terminan de encajar.
Con Adú vemos un retrato de la pobreza en los países tercermundistas (concretamente en África), sin juzgar ni hacernos daño emocional, tan solo para que el espectador se de cuenta de lo afortunado que es de estar en su casa viendo esta película pagando una subscripción mensual a la plataforma Netflix sin correr ningún tipo de peligro. No digo que no nos guste, solo creemos que no la hemos terminado de entender del todo.
Para empezar, la película comienza con 3 historias distintas y separadas por diferentes ubicaciones, y termina siendo una película en la que cuenta 3 historias distintas que finalmente no están conectadas salvo que por un breve periodo de tiempo, en la todas ellas concluyen en Melilla, pero nada más. Creemos que a esto le podemos llamar falta de foco de estudio, que ojo: puede haber películas de estas características y ser una gran película. Pero en este caso concreto no le hemos visto la gracia.
Puede que con la siguiente afirmación estemos destruyendo la poca amistad que nos queda con esta película, pero las historias del hombre blanco en Adú para nosotros no tienen ningún sentido y no aportan nada a la vida en general. A lo mejor añadieron estas historias para que el metraje de la cinta fuera mayor y entrar en la categoría de película de cara a los premios Goya 2021. La presencia de Álvaro Cervantes en Adú es sencillamente de chiste, y su posterior nominación a mejor actor de reparto (bajo nuestra opinión) es de risa, y no porque lo haga mal ni mucho menos, sino porque es completamente anecdótica.
Por otro lado, la historia del niño Adú está bien traída, no nos disgusta. La participación de Adam Nourou es tierna, con verdad y muy bien trabajada, en este caso entendemos su nominación a mejor actor revelación. Ojalá hubieran ahondado más en la historia de Adú u otros niños y con un toque dramático o mordaz para incomodarnos en nuestros sofás de personas privilegiadas. La intención de la película, su objetivo, está ahí, pero su ejecución no ha sido la más acertada. No entendemos todas sus nominaciones.
🌕🌕/5
¿Qué has sacado en claro tras ver esta película? Te leo en comentarios.
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